En los años 80, la editorial Juventud publicitaba los libros de Tintín con tarjetas de 10 x 7 centímetros, que distribuía en los distintos establecimientos de venta de estos libros. Utilizó las mismas tarjetas que realizó la editorial Casterman para su mercado franco-belga cambiado el francés por el castellano, claro.
Cada aventura disponía de su tarjeta publicitaria con una viñeta y texto explicativo en un lado y con un catálago de lo editado en el otro lado.
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